viernes, 12 de marzo de 2010

Y van seis...



Nada lo hacía indicar. Todo presagiaba un final distinto, pero el Real Madrid volvió a caer en octavos de la Champions un año más.

El equipo de Pellegrini venía de ganar al Sevilla, en una remontada épica, tras un vendaval de fútbol y ocasiones en la segunda mitad. El clima propicio para enfrentarse al Lyon se palpaba en el entorno: se hablaba de las noches mágicas en Europa, del espíritu de Juanito (tan presente siempre que se va perdiendo), y un sinfín de cosas exageradas, para levantar un minúsculo 1-0 ante un rival, hoy por hoy, de una entidad menor. Pero ni así, pudo el Madrid.

Los octavos de final ya son un maleficio para el conjunto blanco, al nivel de los cuartos para la selección española antes de la pasada Eurocopa, o los 19 años del equipo madridista sin ganar en Riazor. Hasta esto último se había roto esta temporada.

El Real Madrid parecía ir encontrando su razón de ser, su esencia futbolística. Pero de golpe, la perdió. La final de la Champions y un bloque concebido, a base de talonario, para ello recibieron el miércoles su particular ‘Centenariazo’.

Buen inicio
Lo difícil parecía batir a Lloris durante los 90 minutos y fue eso lo que más fácil resultó. Cristiano Ronaldo, el mejor del Madrid una vez más, puso el 1-0 e igualó la eliminatoria, cuándo algunos no habían tenido ni tiempo de sentarse.

El Madrid buscó el segundo, lo tuvo Higuaín. Pero el ‘Pipita’ lleva una semana en la que solo se encuentra con los palos. Mala suerte y a seguir intentándolo. Lloris le sacó una mano abajo al argentino y el equipo blanco se fue a los vestuarios viéndose capaz de hacerle tres al Lyon.

Nefasto final

Pero llegó la segunda parte y el Madrid….desapareció. Puel reforzó el medio campo, Guti se borró (como siempre que juega 90 minutos) y la medular del Madrid hizo aguas. Pellegrini tembló, con razón, ante la que se le venía encima: Crucificado en Lyon por jugar con un doble pivote sólo tenía dos opciones: Sacar a Mahamadou Diarra y llevarse una bronca o ver como el Lyon se paseaba.

Se comió la cabeza el técnico chileno y como es lógico en estos casos, reaccionó tarde. Parte de culpa para él, pero sin duda la menor de todas. Pues unos jugadores abatidos desde el minuto 46, como si aquello no fuese con ellos (a excepción de Cristiano), también tienen mucho que ver. El Lyon jugaba volcado y el Madrid a la contra, como si la eliminatoria no estuviese empatada. Piajnic no perdonó y la historia volvió a ser la de siempre desde hace seis años.

Los maleficios se acaban rompiendo y el Madrid cuando lo haga, posiblemente, será campeón de Europa de nuevo. Pero habrá que ver, cuánto tarda en llegar eso.

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